Nueva forma cultural

Las transformaciones  de la sociedad que empezaron a darse en el siglo XXI, como la globalización, y la hiperconectividad, impulsan cambios que por su extensión y profundidad se ven reflejados no solo en el sector económico, industrial y político sino también en la sociedad y en el sistema de la moda.

Hace algunos años consideraba que darle importancia a los likes era desvalorizar otras cosas, como cuando uno mira su teléfono teniendo la oportunidad de estar compartiendo con un ser querido, pero al integrarme en el mundo laboral descubrí que las redes sociales son una herramienta de trabajo didáctica, entretenida, gratuita y muy útil si se la sabe usar.

Así es como cualquiera artista puede manifestar su talento y llegar a compartirlo nada más ni nada menos que con el mundo, o para no exagerar, con cada persona que tenga Instagram es su teléfono celular.

Esto me recuerda una palabra que me llamo la atención en el libro de Susana Saulquin, ambivalencia, hablando de las actitudes que la gente tiene en la vida cotidiana, es necesario reflexionar sobre los motivos que tienen los consumidores en el momento de compra. A su vez, por esa naturaleza ambivalente misma de la moda, es necesario conocer su historia para así comprender su verdadero significado.

Saulquin analiza los elementos como  las interacciones sociales y laborales, el deseo de diferenciación, la masificación, el prestigio, la cultura material y la comunicación no verbal, buscando la relación entre el consumo de indumentaria y los consumidores.

Estos fenómenos están  reflejados en la sociedad y claro, y como ya mencionamos reflejados también en la moda, la que para muchos es un medio de expresión, tal vez mas artístico al crearlo que al llevarlo, pero con conciencia o no de ello es una parte de nuestra persona, un reflejo del interior, de lo que mostramos y también de lo que reprimimos.

El nuevo ordenamiento del sistema de la moda tiene por protagonistas a individuos que no les interesa ser reflejo de deseos colectivos, sino de deseos personalizados e individuales. Por consiguiente, ya no se habla de un producto-moda  como anteriormente se acostumbraba, sino de un producto-indumentaria, ya que el nivel de importancia es su valor de uso.

Se puede hablar entonces del abandono de condicionantes como estatus social, élite, marca, y un nuevo comienzo que tiene a su favor condiciones individuales como la valoración de la imagen personal, la autoestima y acceso a la libertad necesaria para ser un mismo.

La reapropiación del individuo de su propia vida, junto a los adelantos tecnológicos aplicado a lo textil y a los nuevos materiales,  dan la posibilidad de que la indumentaria sea personalizada, logrando superar un sistema centralizado y autorregulado, que hasta este momento se depositaba exclusivamente en la sociedad.

Es por esto que se redefine el papel de los diseñadores, ya no basan en sus creaciones desde el parecer social, sino manifestando desde el ser individual. Hoy en día  un diseñador más que proyectar las leyes del mercado, debe estar capacitado para poder extraer la esencia de cada personalidad, que respete el cuerpo, las texturas y la necesidad de expresión.

Es a partir de allí cuando se comienzan a incluir nuevos términos, antes desconocidos en el ámbito de la moda, tal como identidad e individualidad y diseño de autor. Una de las cosas que me gusta de la óptica Susana Soulquin es que no banaliza hechos precisos  de los conceptos que intentan explicar fenómenos de magnitud, uno sube o baja cambiando de piso, un escalón a la vez.

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