Cabaret: la obra de teatro de Flor Peña y Mike Amigorena.



En los "felices años veinte" vivió una periodista cuyo nombre se hizo conocido por la pintura que la convirtió en una artista: Sylvia von Harden fue retratada por Otto Dix en 1926 bebiendo un Martini y fumando un cigarrillo en el Romanisches Café, en Berlín. Según Otto Dix, no la estaba retratando a ella, sino a la época de posguerra y sus oscuros años que todavía faltaban afrontar. Una época en que la realidad se vestía de bataclana y bailaba charleston, el baile de la despreocupación, en un cabaret. Todos bailaban sobre el volcán.

La obra transcurre en el Kit Kat Club, casi un verdadero cabaret de Berlín pero en el interior del teatro Liceo, aquí en Buenos Aires.

Realmente es como volver casi 100 años atrás. Entrando, se observa que toda la platea está cubierta por mesas de época. También se pueden ver lamparitas con luz colorada. En el escenario, escaleras con forma de caracol, una cortina de metal y un cartel luminoso.

Esta obra reúne mujeres desnudas, bailarinas, músicos y nazis. En un rincón, con su monóculo y su cigarrillo está también esa mujer que
 simbolizó toda una época.

Entrar en el teatro Liceo es como realizar un viaje en el tiempo gracias al minucioso trabajo del escenógrafo, quien trabajó con el equipo de la puesta original en Ámsterdam y París, y también montó la escenografía en España.

Pero no es solo ir a ver una obra de teatro ambientada como un cabaret, sino que es ir verdaderamente a un cabaret dentro de un teatro. Para observar el show, se lo puede hacer desde mesas o desde sillones, nada de butacas. 




La energía que se ve de este grupo de actores es asombrosa. Si no les toca estar en escena, ellos están mirando y viendo a sus compañeros en la platea. Cada vez que termina alguien de hacer su parte, los demás gritan y aplauden.

Alberto Negrín, el director de la obra, le propuso la idea Gustavo Yankelevich y él dictaminó que la obra se hiciera en un teatro chico, que fuera una versión adaptada y más compacta (dura una hora cuarenta y no tiene intervalos), y dijo quiénes deberían protagonizarla: Florencia Peñacomo Sally Bowles y Mike Amigorena , como el Maestro de ceremonias (Emcee).

Cabaret es el show más deslumbrante que se puede ir a ver en la ciudad de Buenos Aires hoy por hoy. En un año de recesión y crisis, con el ámbito del espectáculo especialmente afectado por la baja cantidad de espectadores, la apuesta de producción de Gustavo Yankelevich se lleva doble mérito. Traer a un escenario porteño un show artístico de semejante nivel merece todos los aplausos.



La responsabilidad que tienen ambos protagonistas es bastante grande. Pocas obras cuentan con referentes tan famosos como Cabaret en el imaginario popular. Liza Minnelli y Joel Grey interpretaron los personajes de Sally Bowles y el Emcee en la película. En Argentina también hubo referencias anteriores; en 2002 hubo un intento de hacerla regresar con Elena Roger, pero no se pudo llevar a cabo por la crisis del 2001.

Definitivamente, ir a ver Cabaret al teatro es una oportunidad que no hay que desaprovechar. La obra tiene funciones de miércoles a domingos, durante la noche. Las entradas se pueden conseguir en: https://www.plateanet.com/home 

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